203. La posición sexual: ¿psíquica o biológica?

El psicoanálisis no es una teoría ambientalista en el sentido de la ciencia positivista. El psicoanálisis sería una teoría “ambientalista” si se considera que el medio "natural" del ser humano es el lenguaje, y no, el medio ambiente natural. Así, por ejemplo, si el psicoanálisis tiene en cuenta la relación del sujeto con sus padres, es en la medida en que ellos le transmiten, gracias al lenguaje, con sus enunciados y sus enunciaciones, con sus dichos y sus decires, cuál es el lugar que él ocupa en el deseo de aquellos, lo cual determina, en gran medida, su posición subjetiva en el mundo; entre otras cosas: si se siente como un hombre o como una mujer, independientemente de que tenga un pene o una vagina. Esto significa, en términos sencillos, que la posición subjetiva de los hijos, se corresponde con el tipo de padres que la persona ha tenido. Hay aquí una determinación, ya no genética o ambiental, sino psíquica. Con respecto a la posición sexual del sujeto, el discurso de la ciencia -del cual el psicoanálisis es su reverso- plantea que el medio ambiente hormonal del embrión -y de los genes en los cromosomas- son los responsables de la masculinización o feminización del cerebro. Se trata entonces de dos paradigmas diferentes, en el cual la determinación del sujeto en uno de ellos es psíquica, y en el otro, física, es decir, biológica.

De esta manera, que la ciencia diga que la posición sexual de un sujeto depende de las hormonas, es una manera de desresponsabilizar al sujeto de su posición sexual. Para el psicoanálisis, todo sujeto es responsable de su posición subjetiva, por esta razón, es tan irresponsable el homosexual que diga que no tiene la culpa de ser así, como el heterosexual que diga que no tiene la culpa de ser así. La culpa es la enfermedad de la responsabilidad, es decir, sólo se siente culpable aquel que se siente responsable de lo que hace o dice, y responder por las consecuencias de nuestros actos y por nuestra posición en la vida, es lo mínimo que se le exige a un ser humano en tanto que es un ser ético. ¿O es que acaso la ética depende de un gen o alguna hormona? Justamente, la conciencia moral de los seres humanos introduce una dimensión que lo separa de las determinaciones de la naturaleza. La ciencia lo sabe bastante bien, por esta razón los científicos positivistas no se han puesto a buscar el gen o la encima que en el cerebro determina la «conciencia moral» o «conciencia de culpa». Aunque no falta mucho para que esto suceda y la ciencia especule diciendo que ya lo ha encontrado.

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