264. Deseo y política moderna.

En el psicoanálisis la problemática del deseo es central, cómo lo es también para la política moderna. Y cuando se habla de la política moderna se hace referencia a ese discurso que necesariamente hay que enmarcar dentro del discurso de la ciencia en unión con el mercado, es decir, el discurso capitalista. Es al nivel de lo económico donde se puede encontrar aquello que promete la felicidad a los sujetos en la sociedad contemporánea. Existe una relación estrecha entre la ciencia y el mercado:

“El mercado explota una característica principal del sujeto hablante: el deseo. Bajo su forma capitalista hace creer a los sujetos que si desean es porque les falta eso que es conveniente para su goce, que es lo que les promete. En esta empresa enrola a la ciencia, que se encarga de inventar el objeto que él coloca... en el mercado. El resultado es conocido: la fabricación de sujetos correlacionados a un más de goce, que se dirigen a él sin pasar por el compañero” (Sauret, 1997, p. 88).

El mercado, entonces, promete el objeto de deseo del sujeto, aquel que se cree que le hace falta para ser feliz, lo cual genera a su vez un «plus de goce». De aquí surge ese consumismo alocado del proletario moderno, cuyo deseo es relanzado por el capitalismo con la ayuda de cada nuevo objeto que sale al mercado. Lo relanza porque no hay el objeto que venga a satisfacer el deseo, pero el mercado hace creer al sujeto con su propaganda que debe comprar ese nuevo objeto que ha salido al mercado para satisfacer su deseo y así ser feliz. ¿Acaso la política moderna no opera igual con el deseo del sujeto? Tal vez lo único que la separa del discurso de la ciencia es que el objeto prometido por éste lo encuentra el sujeto en el mercado, en cambio, las promesas del discurso político... no todas se llevan a cabo. De todos modos, en ambos casos, ya sea que se satisfaga o no, el deseo es relanzado y la demanda se vuelve cada vez más imperiosa.

Comentarios

LEON PLATA dijo…
De acuerdo con su post; agrego que el capitalismo tiene modelos económicos que impone siempre como respuestas a sus sucesivas crisis; el modelo actual -neoliberalismo- se caracteriza por incrementar el consumismo, donde la explotación del deseo se torna mucho más inclemente, dada la desregulación con que se opera los circuitos de producción y distribución de mercancías.Ahora que, la política moderna- y la pos-moderna -responde al mismo juego económico capitalista, y por lo tanto, las promesas politiqueras, sólo actúan como encubridoras del control de deseo en el marco del sistema y su correspondiente modelo. En el caso del debate electoral colombiano, cuyas votaciones serán el próximo domingo, todos los candidatos, sea cual se el estilo del discurso que exponen en los medios y en la plaza pública, responden a esa dinámica capitalista-neoliberal en la que lo único que importa es garantizar a las transnacionales y a las élites locales la producción de utilidades, a costa de la miseria de las mayorías. Mockus por ejemplo, es reconocido por sus servicios al capitalismo global y no ha podido ocultar el afán de dar continuidad a las políticas uribistas desprendidas- más bien impuestas- por los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, por más maniobras retóricas que ha ideado. Eso sin contar que en Mockus, la explotación del deseo sería mucho más eficaz, teniendo en cuenta su propuesta de insertar en la conciencia moral de cada quien las leyes juridicas, tal como si se tratasen de normas culturales/morales. Cabe destacar que un gueso numero de leyes colombianas son injustas socialmente; así que el sujeto es llamado a auto censurarse frente las injusticias legales; a sentir turbios remordimientos ... en fin, a experimentar en carne propia un "crimental", es decir , la sensación de haber cometido un delito y el consecuente juicio de auto reproche y castigo, por el solo hecho de pensar en la justicia que el sistema jurídico y el Estado que lo producen no le proporciona, como lo vaticinara George Orwell en su obra : "1984".

Estimado Bernal, muy apropiado su artículo; ahora comrpuebo una vez más que Mockus es el cadidato más conveniente a los intereses del mercado y la manera más eficiente e innovadora de relanzar el deseo de los consumidores ( y los que no pueden consumir nada) en Colombia. Nada más apropiado para vender el mismo producto que cambiar el empaque.

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