389. Síntoma, real y relación sexual.

Al síntoma, en el psicoanálisis, lo podemos definir como el significante en cuanto tiene una incidencia de goce en el cuerpo. El síntoma es lo que conecta al significante con el cuerpo. De esta manera, en esta nueva perspectiva de Lacan, el síntoma no solamente mortifica al cuerpo, sino que lo vivifica, lo hace gozar. Es la dimensión de causa de goce del significante: el cuerpo vivificado por el significante. El cuerpo mortificado es el cuerpo simbolizado, y el cuerpo vivo es el cuerpo real, cuerpo que goza. Hay pues dos efectos del significante en el cuerpo: la mortificación y la producción de un plus de goce. Es a esta incidencia de goce sobre el cuerpo por el significante a lo que Lacan va a llamar el síntoma. El síntoma muestra la relación que existe entre el significante y lo real, es decir, el goce. Dicho síntoma es el "hueso de un análisis" (Miller, 1998), eso que permanece como modo de gozar del sujeto y que es incurable, es decir, real.

“No hay clínica sin real” sentencia Miller (1999). Se trata siempre de un real imposible de soportar en el caso de un síntoma, pero también se puede decir que se trata de un real imposible de nombrar, de escribir: eso es la relación sexual. Miller indica que la no relación sexual es como una página en blanco, como algo no escrito. “Es porque no ha sido escrito por lo que hay que escribir y hablar tanto de ello.” (Miller, p. 19).

La ciencia demuestra que hay saber en lo real, es decir, que no hace falta suponer la mano de Dios porque hay leyes, leyes físicas y naturales. “...todo pasa como si los fenómenos conocieran las fórmulas: esto es lo que Lacan llama saber en lo real, una versión de la afirmación de Galileo de que la naturaleza habla en lenguaje matemático.” (Miller, 1999, p.28). Que hay saber en lo real es el horizonte de la demostración del psicoanálisis. El psicoanálisis busca demostrar que hay un saber que falta en lo real: que no todo está escrito o que es matematizable.

Hay un saber que la ciencia no puede resolver y es que no hay modo de saber qué es un sexo para el otro. Esto es un agujero real en el Otro, en lo simbólico. Cómo arreglárselas con el otro sexo no está escrito en las leyes de la naturaleza; Miller (1999) dice que es algo no escrito en lo real. Hay algo que falla: entre hombres y mujeres las cosas no andan bien. “...hay algo en la relación entre lo sexos que no tiene fórmula.” (Miller, p. 28). Basta que alguien recurra a un psicoanalista y va a hablar de eso que no anda. El psicoanálisis de cierta manera vive de eso que no anda entre los sexos. Muchos llegan a pensar que ese problema desaparece si hay igualdad entre los sexos. Esa igualdad es excelente a muchos niveles, a nivel jurídico y social, por ejemplo, pero a nivel del amor... ¿esto sigue siendo vigente? Esto es algo serio, porque si las cuestiones del amor desaparecen de la vida de los hombres y las mujeres, el psicoanálisis desaparecería (Miller).

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