522. ¿Cómo se interpreta un sueño?

El sueño, lo dice Freud (1915-16) claramente, "es un sustituto de algo cuyo saber está presente en el soñante. pero le es inaccesible" (p. 103). El sueño, al igual que las otras formaciones del inconsciente -olvido, actos fallidos, chistes y síntomas-, es un sustituto de otra cosa, desconocida para el soñante, es decir, inconsciente. "El sueño como un todo es el sustituto desfigurado de algo diverso, de algo inconsciente, y la tarea de la interpretación del sueño consiste en hallar eso inconsciente" (p. 103).

Freud (1915-16) va a plantear tres reglas para el trabajo de interpretación del sueño. Antes de mencionarlas, recuérdese que lo que le interesa al psicoanálisis del sueño es su contenido, es decir, lo que el sujeto recuerda que soñó. Hay una fisiología del sueño, la cual tiene que ver con el ciclo del sueño por el que pasa el sujeto cuando duerme: hay un ciclo de sueño profundo, denominado MOR (movimiento ocular rápido) y un ciclo de sueño leve, denominado no-MOR. Ese ciclo se repite durante el tiempo en el que duerme el sujeto, y el sueño se presenta en el ciclo MOR. Esto significa que todo sujeto sueña varias veces en la noche (suponiendo que es el momento en el que se duerme), Las personas que no recuerdan sus sueños, es porque en el momento de despertar, reprimen su contenido y lo olvidan.

Entonces, las tres reglas para la interpretación del sueño, haciendo uso de la técnica psicoanalítica de la asociación libre, es la siguiente. Primero, "no hay que hacer caso de lo que el sueño parece querer decir, sea comprensible o absurdo, claro o confuso, pues nunca será eso lo inconsciente que buscamos" (Freud, 1915-16, p. 104). Recuérdese que los elementos oníricos que se recuerdan del sueño no son sino sustitutos del contenido inconsciente reprimido.

Segunda regla: hay que tomar cada elemento onírico que aparece en el sueño y empezar a asociar libremente sobre él, es decir, evocar todas las ocurrencias asociadas a aquel, sin examinar si es pertinente o no lo que se está pensando de cada elemento, y sin hacer caso de cuán lejos pueden llevar las asociaciones. Tercera regla: tener paciencia y esperar a que "lo inconsciente oculto, buscado, se instale por sí solo" (Freud, 1915-16, p. 104). Y en efecto, esto es lo que sucederá cuando se asocia libremente (se expresan todas las ocurrencias) sobre cada elemento que aparece en el sueño.

Recuérdese que el sueño es un sustituto desfigurado de algo genuino, que es lo que se va a encontrar en la interpretación del sueño. Freud insinúa que es posible interpretar un sueño propio, tanto como un sueño ajeno, siempre y cuando se comuniquen todas las ocurrencias sobre el sueño, y sin hacer caso a pensamientos como que una ocurrencia no viene al caso, o es disparatada, o no es importante, o es inmoral o desagradable; ¡hay que comunicarlo todo! Y, advierte Freud (1915-16), lo que se quiere sofocar, censurar o reprimir, es lo más importante, lo decisivo para descubrir lo inconsciente. Detrás del elemento sustitutivo del sueño "tiene que haber algo significativo" (p. 106).

Se denomina contenido manifiesto a lo que se recuerda del sueño, y "pensamientos latentes del sueño a aquello oculto a lo cual debemos llegar persiguiendo ocurrencias" (Freud, 1915-16, p. 109). Casi siempre, el contenido manifiesto del sueño se relaciona con experiencias del día anterior al sueño (restos diurnos): algo que se vivió, se vio o se escuchó. Así pues, un elemento manifiesto puede subrogar a varios latentes, o uno latente puede estar sustituido por varios manifiestos (Freud, 1915-16). Lo que va a revelar la interpretación del sueño es el descubrimiento más importante que hace Freud sobre ellos: todo sueño es la realización de deseos inconscientes reprimidos; los sueños cumplen deseos reprimidos, deseos que no son evidentes en los sueños desfigurados. "Los deseos de estos sueños desfigurados son deseos prohibidos, rechazados por la censura" (p. 196), es decir que son deseos reprimidos. "Estamos obligados a poner de manifiesto el cumplimiento de deseo en cualquier sueño desfigurado" (p. 201). Se denomina trabajo del sueño a dicha desfiguración.

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