527. ¿Por qué el chiste es una formación del inconsciente?

El texto de Freud (1905) "El Chiste y su relación con el Inconsciente" examina cómo los chistes y el humor son una manifestación del inconsciente, ya que los chistes permiten que los deseos y pensamientos reprimidos surjan de manera disfrazada, permitiendo al individuo satisfacer sus impulsos inconscientes, fundamentalmente los sexuales y agresivos, de una forma socialmente aceptable.

El Witz (el chiste) se refiere sobre todo a las ocurrencias que decimos intempestivamente y nos hacen reír, o cuando hacemos "charlas" con los amigos. Contando chistes o haciendo charlas podemos hablar de temas indecorosos, pecaminosos, indebidos, es decir, reprimidos, ya sean de carácter sexual o agresivo. Se trata de juegos de palabras que pueden producir un doble sentido. Dice Freud (1905) en su texto: “advertimos de pronto que estamos frente a formas de «doble sentido» o de «juegos de palabras» desde hace mucho tiempo conocidas y apreciadas universalmente como técnica del chiste” (p. 36).

Según el psicoanálisis, nos reímos con los chistes porque nos permiten liberar tensiones y emociones reprimidas de una manera segura y socialmente aceptable. Los chistes a menudo contienen elementos de humor relacionados con temas que de otro modo podrían ser considerados tabú o inapropiados, como el sexo, la muerte, la violencia o la vergüenza. La risa es una forma de liberar la energía psíquica que se ha acumulado en nuestra mente, y que se expresa a través del acto placentero de reír. Así pues, Freud (1905) indica que “tanto para establecer como para conservar una inhibición psíquica (léase represión) se precisa de un «gasto psíquico» (…) esa ganancia de placer (que produce el chiste) corresponde al gasto psíquico ahorrado” (p. 114).

Entonces, el secreto en el efecto placentero del chiste es el ahorro en gasto de sofocación (represión) de los impulsos hostiles y sexuales que habitan la psique humana. Lo que gastamos en represión de esos impulsos, se libera en la risa que produce el juego de palabras, juego que burla la censura psíquica. “La risa nace cuando un monto de energía psíquica antes empleado en la investidura de cierto camino psíquico ha devenido inaplicable, de suerte que puede experimentar una libre descarga” (Freud, 1905, p 140).

Así pues, nos reímos con los chistes porque nos permiten liberar la energía psíquica acumulada; el humor y los chistes son una manifestación de los deseos y conflictos inconscientes del ser humano, y cómo pueden ser utilizados como una forma de liberación y resistencia social. Ahora bien, advierte Freud (1905): “El trabajo del chiste no está a disposición de todos, y en generosa medida sólo de poquísimas personas, de las cuales se dice, singularizándolas, que tienen gracia (Witz). «Gracia» aparece aquí como una particular capacidad, acaso dentro de la línea de las viejas «facultades del alma», y ella parece darse con bastante independencia de las otras: inteligencia, fantasía, memoria, etc. Por lo tanto, en las cabezas graciosas hemos de presuponer particulares disposiciones o condiciones psíquicas que permitan o favorezcan el trabajo del chiste” (p. 134). Al parecer, no todo el mundo posee un sentido del humor.

Concluyendo, el chiste es una forma de expresar deseos reprimidos, es decir, que contando chistes yo puedo hablar de temas sexuales y agresivos burlando la censura psíquica que recae regularmente sobre ellos. Al hacer un chiste, estamos revelando algo que no podríamos expresar de otra manera, y que está relacionado con nuestros impulsos más profundos y reprimidos, ya que dichos impulsos y deseos inconscientes son difíciles de expresar directamente en la vida diaria. A través del humor, podemos expresar estos pensamientos y emociones de manera disfrazada y menos amenazante para nuestra conciencia.

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