528. «El inconsciente es ante todo algo que se lee»

Es claro que hay cierto tipo de síntomas que no atañen a la medicina, ya que su causalidad no es orgánica, sino psíquica; síntomas analíticos y no síntomas médicos. Se trata de síntomas que se curan por la revelación de su causa, es decir, “que aparecen y se mantienen en el sujeto por el hecho de que su causa está presente en él y le es a la vez desconocida. El psicoanálisis considera que en ese caso el poder patógeno de la causa desaparece desde el momento en que es revelada, es decir enunciada explícitamente. Basta descubrir la causa para que ésta pierda su estatuto, su poder” (Miller, 2023). Así pues, el psicoanálisis supone que hay síntomas cuya causa es un enunciado que perdura en el sujeto sin poder ser formulado por él. Esto es lo que Freud llamó represión; hay una subsistencia subjetiva de enunciados indecibles por el sujeto.

Ese enunciado indecible, causa del síntoma, “es asimilable a un enunciado escrito en el sujeto y que no se podría leer cómo habría que hacerlo” (Miller, 2023). Por tanto, lo que Freud llamó inconsciente es equivalente a un texto escrito indescifrable, significantes sin significados. Así pues, el inconsciente es ante todo algo que se lee, tal y como lo señaló Lacan. Lo primero que leyó Freud fueron sus sueños. “Freud pensó el psicoanálisis a partir de esto: que esos relatos siempre pueden ser leídos de una manera que les restituya una coherencia y una significación” (Miller).

Para leer el síntoma, el sueño, el lapsus, el acto fallido, el olvido, se necesita de la asociación libre, el método propiamente analítico; es decir, el paciente debe ser “capaz de suministrar el texto que hay que leer, interpretar, e incluso hay que leerlo de diferentes maneras” (Miller, 2023). En análisis, el sujeto podrá decir todas sus ocurrencias sin hacerse cargo de lo que dice; podrá hablar de odios, deseos, temores, pensamientos en los que no se reconoce y que rechaza, sin cargar con eso: “No estoy ahí, soy inocente, no soy yo”.

Pero el análisis no es solo producir enunciados de los que el sujeto no se hace cargo; esos enunciados le conciernen; el sujeto puede no reconocerse en sus enunciados, pero sí está ahí a pesar de todo. Éste es el sujeto del inconsciente, ese que termina reconociéndose en lo que dice: sus odios, sus temores, sus deseos. Es en esto que consiste la lectura del inconsciente, y “a partir de la variedad de esas lecturas se recompone, se aísla poco a poco el texto que se dice y que se lee sin saberlo. A partir de la palabra se recompone el escrito inconsciente. A partir de esas lecturas, se recompone el enunciado indecible” (Miller, 2023). Dicho lo indecible, los síntomas desaparecen.

Comentarios

Entradas populares