482. El sujeto de las neurociencias y el sujeto del psicoanálisis

Hay en las neurociencias actuales una división entre los científicos que intentan localizar todas las funciones subjetivas del sujeto, en el sistema nervioso central; se puede decir de ellos que son reduccionistas, positivistas extremos, que suponen la causa de los síntomas psíquicos en algún lugar del cerebro, el cual no anda bien, lugar que se puede localizar con imágenes de resonancias magnéticas, y que una vez localizado, un buen día se puede manejar y así ponerle fin a ese síntoma que hace sufrir al sujeto (Bassols, 2012). Pero existen otros neurocientíficos que se han dado cuenta "de que hay algo de la dimensión subjetiva fundamental que no puede localizarse en el sistema nervioso central, que es exterior a él, que actúa como una suerte de parásito al sistema nervioso central" (Bassols), y eso que actúa como un parásito en el cerebro es el lenguaje.

Lacan le da al lenguaje un lugar: el lugar del Otro, el Otro simbólico, que no se localiza en ninguna parte, más bien está por todas partes; el lenguaje, entonces, "es una suerte de parásito que parasita el sistema nervioso central modificándolo continuamente, cambiando todo el organismo en un cuerpo" (Bassols, 2014). El organismo se puede poner del lado de la neurociencia, ese que está hecho de un sinnúmero de aparatos: respiratorio, óseo, reproductor, nervioso, etc.; el cuerpo se pone del lado del psicoanálisis, como producto de la intervención del lenguaje sobre el organismo, afectando su funcionamiento, como lo muestran claramente los síntomas histéricos, en los que, como lo dice Freud claramente, se trata de un síntoma que afecta el funcionamiento de los órganos del cuerpo, sin causar una lesión o un daño físico al órgano; por esta razón los médicos positivistas se enfrentan a un enigma cuando el órgano funciona mal, pero las pruebas clínicas salen bien. Así pues, organismo y cuerpo no son lo mismo, y por esa misma razón, el cuerpo no se reduce al organismo, a un conjunto de células, hormonas o neuronas (Bassols).

Ese paradigma cientificista que reduce la subjetividad al organismo es el que publica en los periódicos noticias de la ciencia actual, como por ejemplo, el descubrimiento del gen de la homosexualidad o el gen del autismo, lo cual no deja de ser muy delirante (Bassols, 2012). ¿Se puede imaginar lo que sucedería si fuese cierto que la homosexualidad es causada por un gen "gay"? Sucedería que los homosexuales empezarían a extinguirse, ya que las mujeres en embarazo se harían una amnioscentesis antes de los tres meses de embarazo, un examen para evaluar el material genético del feto, y si se encuentra dicho gen, se puede suponer que la mayoría de estas mujeres abortarían. ¿Qué padre de familia querría que su hijo fuese homosexual? Mejor se desecha antes de que nazca, dirían muchos padres.

El psicoanálisis enseña que "para ser homosexual hay que construirse un cuerpo homosexual, no basta con un organismo, como también para ser heterosexual por otra parte" (Bassols, 2012). Freud lo descubrió desde el momento mismo en que se puso a estudiar la sexualidad humana: es igual de difícil llegar a ser homosexual que heterosexual; "es tan complicado constituirse heterosexual o constituirse como homosexual, hay que hacer un rodeo enorme, nada en lo real del organismo determina eso, mucho menos un gen" (Bassols). Nacer con un pene o con una vagina tampoco hace al sujeto un hombre o una mujer. Para el psicoanálisis, se llega a ser hombre o se llega a ser mujer; no se nace siendo un hombre o una mujer, y nada en el organismo determina esto. Es un asunto puramente psíquico, cosa que los positivistas no logran comprender.

Así pues, para las neurociencias "el inconsciente sería localizable en el cerebro. Neurotransmisores y hormonas son la explicación a todo mal y a todo bien. Está triste: se trata del fallo de un neurotransmisor. Se enamoró: es porque se produjo la liberación de una hormona. Se encuentra deprimido: por supuesto, se trata de la disfunción provocada en el cerebro después del ictus" (Teixidó, 2019). El discurso supuestamente científico de las neurociencias es un discurso muy seductor, debido a que le brinda una explicación a todo malestar, determina la supuesta causa exacta del síntoma psíquico, lo cual no solo tranquiliza al sujeto, sino que le evita pensar en las causas psíquicas de aquel, es decir, lo desresponsabiliza; por eso se dice que el discurso de la ciencia forcluye, borra la subjetividad del sujeto. Y por esta razón se puede concluir que “el sujeto de las neurociencias y del psicoanálisis no es el mismo” (Ubieto, 2019).

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