54. Sentimiento de culpa y educación.
Existe la idea, dentro de ciertas prácticas pedagógicas e inclusive psicológicas, de que si a un niño se lo educa exigiéndole el cumplimiento de sus deberes e imponiéndole límites razonables a su comportamiento, de adulto será un hombre “reprimido”, que no gozará de la vida y que se sentirá culpable por pensar o hacer cosas que quisiera emprender. A raíz de esta creencia, se ha considerado que la educación de un niño debe estar libre de represiones, límites, sanciones, etc. El psicoanálisis ha comprobado que la severidad del sentimiento de culpa desarrollado por un niño, en modo alguno se puede explicar por la severidad del trato que haya experimentado en su infancia.
Con respecto a los dos principales tipos de educación, el psicoanálisis sabe, como lo sabe la mayoría de los sujetos, que “todo extremo es vicioso”: Una educación excesivamente severa o demasiado consentidora, tienen efectos nocivos en el psiquismo del niño.
El padre que tiene con su hijo un comportamiento desmedidamente blando e indulgente, ocasionará en aquel la formación de un sentimiento de culpa muy estricto. Como la conciencia moral se forma a partir de la introyección o incorporación dentro de sí de la inclinación agresiva propia del ser humano, los padres que son muy alcahuetas con sus hijos le transmiten a éstos la impresión de que son muy amados, de tal modo que si los hijos tienen impulsos agresivos hacia sus padres, no tienen otra salida para su agresión que volverla hacia adentro.
Según el psicoanálisis, una conciencia moral severa se produce con la ayuda de dos efectos: primero, la frustración de impulsos agresivos dirigidos hacia los padres -impulsos que son corrientes en todos los seres humanos-, lo que se observa cuando la educación es muy estricta; y segundo, una experiencia de amor que le transmite al hijo la idea de que no puede expresar su agresividad hacia sus padres porque estos son demasiado buenos, es decir, alcahuetas con aquellos, lo que se observa cuando la educación es blanda y carente de obligaciones y límites.
Con respecto a los dos principales tipos de educación, el psicoanálisis sabe, como lo sabe la mayoría de los sujetos, que “todo extremo es vicioso”: Una educación excesivamente severa o demasiado consentidora, tienen efectos nocivos en el psiquismo del niño.
El padre que tiene con su hijo un comportamiento desmedidamente blando e indulgente, ocasionará en aquel la formación de un sentimiento de culpa muy estricto. Como la conciencia moral se forma a partir de la introyección o incorporación dentro de sí de la inclinación agresiva propia del ser humano, los padres que son muy alcahuetas con sus hijos le transmiten a éstos la impresión de que son muy amados, de tal modo que si los hijos tienen impulsos agresivos hacia sus padres, no tienen otra salida para su agresión que volverla hacia adentro.
Según el psicoanálisis, una conciencia moral severa se produce con la ayuda de dos efectos: primero, la frustración de impulsos agresivos dirigidos hacia los padres -impulsos que son corrientes en todos los seres humanos-, lo que se observa cuando la educación es muy estricta; y segundo, una experiencia de amor que le transmite al hijo la idea de que no puede expresar su agresividad hacia sus padres porque estos son demasiado buenos, es decir, alcahuetas con aquellos, lo que se observa cuando la educación es blanda y carente de obligaciones y límites.
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