26. El descontento en el amor.
Hay algo que le sucede al amor y que hay que tener en cuenta para comprenderlo. El ser humano le suele dar valor a la necesidad de amor cuando éste no está a su alcance o cuando hay dificultad para hallarlo; es decir, que cuando no lo tiene, más lo anhela. Y dicha estimación del amor se desmorona tan pronto como se vuelve fácil satisfacerla. Esto es algo que muchas parejas experimentan. En más de una ocasión, después del matrimonio o de compartir las primeras relaciones sexuales, el hombre deja de estar interesado en la mujer y ya no la ama con toda su pasión, esa que demostraba antes de poseerla o cuando estaba enamorado.
Entonces sucede que, después del enamoramiento y tras la posesión, adviene el menosprecio por la amada. Por eso es común encontrar esta queja entre las parejas que llevan unidas algún tiempo: la mujer se lamenta que su compañero ya no es el mismo de antes, ya no le hace las invitaciones que le hacía cuando eran novios, o ya no es tan detallista, como lo era cuando estaba en son de conquista. Es como si al amor le hiciera falta un obstáculo para despertar el interés por el ser amado.
Es un hecho que la significatividad del amor, o sea, la importancia que adquiere para un sujeto, aumenta cuando aquel es frustrado, sobre todo en el caso del amor-pasión. Por eso muchos sujetos notan como el enamorado se apura en reconquistar a su amada, luego de un disgusto o una pelea que ha puesto en peligro la relación.
Hay, pues, que tener en cuenta, que hay algo en la naturaleza del amor que lo hace desfavorable al logro de la satisfacción plena, y más en el amor-pasión, el cual se realiza en la entrega, en el acto sexual. Pero ni siquiera en el encuentro sexual se está conforme totalmente. Nunca en el amor alguien se encontrará plenamente satisfecho. Habrá si ocasiones en que la persona enamorada se sienta feliz y no desee cambiarse por nadie en el mundo, pero esto no es algo que dure para siempre. El amor encuentra pues un obstáculo en su misma disposición; las parejas tendrían que tener siempre en cuenta este pequeño detalle.
Entonces sucede que, después del enamoramiento y tras la posesión, adviene el menosprecio por la amada. Por eso es común encontrar esta queja entre las parejas que llevan unidas algún tiempo: la mujer se lamenta que su compañero ya no es el mismo de antes, ya no le hace las invitaciones que le hacía cuando eran novios, o ya no es tan detallista, como lo era cuando estaba en son de conquista. Es como si al amor le hiciera falta un obstáculo para despertar el interés por el ser amado.
Es un hecho que la significatividad del amor, o sea, la importancia que adquiere para un sujeto, aumenta cuando aquel es frustrado, sobre todo en el caso del amor-pasión. Por eso muchos sujetos notan como el enamorado se apura en reconquistar a su amada, luego de un disgusto o una pelea que ha puesto en peligro la relación.
Hay, pues, que tener en cuenta, que hay algo en la naturaleza del amor que lo hace desfavorable al logro de la satisfacción plena, y más en el amor-pasión, el cual se realiza en la entrega, en el acto sexual. Pero ni siquiera en el encuentro sexual se está conforme totalmente. Nunca en el amor alguien se encontrará plenamente satisfecho. Habrá si ocasiones en que la persona enamorada se sienta feliz y no desee cambiarse por nadie en el mundo, pero esto no es algo que dure para siempre. El amor encuentra pues un obstáculo en su misma disposición; las parejas tendrían que tener siempre en cuenta este pequeño detalle.
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