28. Amor cortés.

Entre los siglos XII y XIII apareció el amor cortés, una inédita forma de amar. Ésta fue creada por trovadores del sur de Francia para rendir homenaje, con sus canciones, a la mujer de la cual se enamoraban, que, por lo general estaba casada y se le llamaba la Dama. El amor cortés constituye una forma de respuesta a los matrimonios, los cuales en aquella época, como en muchos otros lugares y momentos de la historia, se hacían por conveniencia. La mujer era objeto de un intercambio; el que se casara con ella recibía su dote y así aumentaba su riqueza. El matrimonio por amor todavía no existía.

El amor cortés resultó ser un nuevo discurso sobre el amor, una nueva forma de relación entre el hombre y la mujer. Dicho amor, aunque adúltero y clandestino, era considerado auténtico, sincero y fiel. El trovador, cuando era aceptado por su Dama, se convertía en su vasallo, astuto y discreto; se trataba entonces de un amor auténtico, no de un amor por conveniencia. Él no podía revelar la identidad de la Dama y para dirigirse a ella utilizaba un seudónimo o una señal que solo ella comprendía.

Lo más interesante del amor cortés y lo que lo hacía un amor “puro y sincero”, era que las relaciones sexuales entre el trovador y la Dama estaban prohibidas, y por lo tanto se consideraba como el verdadero amor. Además, el trovador y la Dama debían pasar por una prueba: estaban una noche juntos, acostados en la misma cama y desnudos, sin llegar a tocarse. Si tenían relaciones sexuales, entonces ya no se trataba de un amor cortés.

Si el amor cortés ha interesado al psicoanálisis es porque, después de novecientos años, continúa vigente; se lo encuentra, hoy como ayer, en la música popular y romántica de todos los pueblos -los boleros, vallenatos y rancheras, por ejemplo-, o aún entre hombres y mujeres que sostienen una relación así, como la de muchos personajes de series de T.V. -La Bella y la Bestia, Supermán y Luisa Lane, El Zorro y Carmen, etc.-. El amor cortés, sin relación sexual, es el amor imposible y tormentoso; es el amor apasionado por excelencia y el que más interés despierta. El amor feliz no es nunca tan atractivo como lo es éste.

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