41. La eficacia simbólica.
El día de las brujas y los cuentos sobre las hechiceras de los pueblos de Antioquia, hacen pensar en por qué tienen efecto los sortilegios, el “mal de ojo”, los maleficios, los ensalmos, los hechizos, etc., en muchos seres humanos.
A nivel médico hay un fenómeno que se puede comparar con las prácticas anteriores: se trata de los medicamentos placebos, los cuales están destinados a hacer efecto por medio de la sugestión psíquica y no porque contengan algún componente químico, curando al enfermo de algún dolor u otro malestar menor.
A este efecto psicológico del medicamento placebo sobre el sujeto, se le llama eficacia simbólica. Simbólica porque en ella se pone siempre en juego la palabra, el significante. El significante es el elemento último en el que se descompone el lenguaje. El signo lingüístico se divide en significado y significante. El psicoanálisis le da al significante un lugar predominante en la determinación del significado, del sentido de las palabras. En la eficacia simbólica lo que se observa son las consecuencias del poder de las palabras, del significante, cuando estas son utilizadas como herramienta para sugestionar.
Este poder terapéutico de la palabra invade todo el campo de la salud; es algo que se sigue provocando sin que se sepa que se trata de mera sugestión, como sucede en muchas prácticas terapéuticas. Así como se puede sugestionar con piedras, colores y aromas, también se puede hacer con hechizos y encantamientos. Esto sucede porque el poder de esas prácticas está en la eficacia del símbolo, de la palabra.
Ahora bien, dado que la sugestión es un fenómeno psicológico por el cual una idea, un sentimiento, un comportamiento, se imponen al psiquismo por la acción de una influencia externa, para poder sugestionar se necesita de personas sugestionables, es decir, de sujetos que crean en lo que se les dice y/o que confíen en la persona que les habla. Si la persona no es receptiva, nada tendrá efecto en ella, ni brujerías, ni terapias basadas en la sugestión.
A nivel médico hay un fenómeno que se puede comparar con las prácticas anteriores: se trata de los medicamentos placebos, los cuales están destinados a hacer efecto por medio de la sugestión psíquica y no porque contengan algún componente químico, curando al enfermo de algún dolor u otro malestar menor.
A este efecto psicológico del medicamento placebo sobre el sujeto, se le llama eficacia simbólica. Simbólica porque en ella se pone siempre en juego la palabra, el significante. El significante es el elemento último en el que se descompone el lenguaje. El signo lingüístico se divide en significado y significante. El psicoanálisis le da al significante un lugar predominante en la determinación del significado, del sentido de las palabras. En la eficacia simbólica lo que se observa son las consecuencias del poder de las palabras, del significante, cuando estas son utilizadas como herramienta para sugestionar.
Este poder terapéutico de la palabra invade todo el campo de la salud; es algo que se sigue provocando sin que se sepa que se trata de mera sugestión, como sucede en muchas prácticas terapéuticas. Así como se puede sugestionar con piedras, colores y aromas, también se puede hacer con hechizos y encantamientos. Esto sucede porque el poder de esas prácticas está en la eficacia del símbolo, de la palabra.
Ahora bien, dado que la sugestión es un fenómeno psicológico por el cual una idea, un sentimiento, un comportamiento, se imponen al psiquismo por la acción de una influencia externa, para poder sugestionar se necesita de personas sugestionables, es decir, de sujetos que crean en lo que se les dice y/o que confíen en la persona que les habla. Si la persona no es receptiva, nada tendrá efecto en ella, ni brujerías, ni terapias basadas en la sugestión.
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